Monday, November 27, 2006

Cuesta abajo

Cuesta abajo
Con tal de mantener como delito al narcotràfico, se ha dado en la aberraión de encontrar perdonables el asesinato y el secuestro
Por Antonio Caballero
En tiempos de César Gaviria se hizo aquí una reforma de la justicia -una de tantas- que promovía la delación y la recompensaba económica y jurídicamente. Se trataba -cómo no- de combatir el narcotráfico. Escribí entonces en esta revista una columna advirtiendo que la nueva figura no haría que disminuyeran los narcotraficantes, pero sí que se multiplicaran los delatores. O sea, que contribuiría a que se corrompieran todavía más los colombianos: además de narcos, sapos.
Como es sabido, la delación no ha servido para frenar el narcotráfico. Y sin embargo ahora el fiscal Mario Iguarán y el presidente Álvaro Uribe van más lejos: proponen negociar con los narcos de segunda, los llamados traquetos, para así capturar a los capos de primera.
¿No aprenden? No. No quieren aprender.

La lucha contra el narcotráfico es una inútil tarea de Sísifo en la cual se empecinan nuestros gobiernos desde hace tres decenios. "Por convicción, no por coacción", se atrevió a decir con su habitual desfachatez otro presidente, Ernesto Samper en este caso. Y esa terca lucha ha tenido el único resultado, que era previsible también, de fortalecer el narcotráfico y a los narcotraficantes. Hoy se han convertido en el único motor y en los únicos actores de la vida colombiana en todos sus aspectos: el económico, el jurídico, y hasta el literario. Y el político, por supuesto. Tanto la política en la forma de juego electoral como en la de la guerra, "continuación de la política por otros medios" según la fórmula famosa, es hoy en Colombia una mera derivación del narcotráfico.
Pero tal vez la consecuencia más grave de ese estado de cosas sea de índole moral: la moral -o la desmoralización, o más exactamente la creciente inmoralización- de los colombianos se ha ido adecuando a las exigencias de la narcotización. Un ejemplo elocuente es la aceptación creciente de comportamientos moralmente repulsivos si contribuyen a esa destructiva lucha contra el narcotráfico. La conversión de la sucia delación en virtud ciudadana es un caso. Otro es la eliminación de los llamados "delitos conexos" en aras del mantenimiento del único delito considerado como verdadero, que es ese del narcotráfico, en contra de toda sensatez. Porque con tal de mantener como tal ese delito, que es completamente artificial y artificioso, y viene solamente de una imposición política (por interés económico) de los gobiernos de los Estados Unidos, se ha dado en la aberración de encontrar tolerables, y perdonables (y para comenzar excarcelables) otros delitos ellos sí verdaderamente criminales como el asesinato o el secuestro. El descuartizamiento de personas con motosierra, por ejemplo, ya es tenido por simple pecadillo retozón que sólo a un sicorrígido aguafiestas se le ocurriría censurar. Muy pronto estará específicamente contemplado como simple contravención en las nuevas versiones de la llamada Ley de Justicia y Paz, que sacrifica la justicia a cambio de nada, puesto que no sirve para lograr la paz sino para premiar, y en consecuencia alimentar, todos los modos de la guerra. Vamos en bajada.
Es un rodar por la pendiente. Un acostumbramiento a lo innoble, una aclimatación de lo ruin. Siento tener que volver a decirlo: vamos de mal en peor.

Wednesday, November 15, 2006

Cuando la fe y las ideologías son la oscuridad

Cuando la fe y las ideologías son la oscuridad
Por Diego Fernando Gómez SánchezJoseph Ratzinger, actual papa electo y autodenominado "Benedicto XVI", pronunció la semana pasada un discurso ante la "Academia Pontificia de las Ciencias", en el cual dijo lo siguiente: "La ciencia no puede pretender proporcionar una representación completa y determinista de nuestro futuro y del desarrollo de cada fenómeno que estudia".
Sobre la referencia a que la ciencia busca una representación completa y determinista del futuro, es importante explicar que la ciencia hace cien años abandonó lo que se denomina el paradigma mecanicista: la aproximación newtoniana de que el mundo era una máquina perfecta de la que aún no encontrábamos sus leyes fundamentales.
Abandonó la pretensión de "los absolutos" y descubrió que en el cosmos rige la relatividad, la incertidumbre, los emergimientos caóticos, la negaentropía, la autopoiesis, la autoorganización de los sistemas disipativos.
Esa es la ciencia de hoy, a cien años de distancia del determinismo, de los dogmas, de los absolutos. Es decir, la diferencia entre lo que Ratzinger señala sobre la ciencia es como entre cero e infinito, o en sus términos, como entre el cielo y la tierra. Por eso mucho menos busca tener una representación "completa" del futuro, sólo busca poder simular múltiples escenarios posibles.
En el discurso añadió, además: "El ser humano no puede depositar en la ciencia y en la tecnología una confianza tan radical e incondicional, como para creer que el progreso de la ciencia y la tecnología puede explicarlo todo y satisfacer plenamente sus necesidades existenciales y espirituales".
No es confiar en la ciencia y sus descubrimientos, es confiar en el proceso de descubrir, de construcción de conocimiento, de la búsqueda de nuevas respuestas. Es sentirnos parte de un profundo proceso de transformación evolutiva y de emergimientos sistémicos. Incluso, para la ciencia es posible que Dios exista, pero no que exista uno que signifique límites a la búsqueda, a la creación de conocimiento.
El asunto es más de fondo cuando señala: "Satisfacer plenamente las necesidades existenciales y espirituales". Las religiones y las ideologías tienen un elemento en común: crean respuestas a la "necesidad de certidumbre" de los seres humanos. Un ejemplo desde lo religioso es la necesidad de superar la muerte. Las religiones dan una respuesta creando "la vida eterna", el cielo, el paraíso, la reencarnación. El resultado de ello es que somos una especie con un altísimo grado de irresponsabilidad con la vida, tanto de la especie como de la naturaleza en general. Por eso somos una "especie cáncer" y autodestructiva. Cabría preguntar: ¿Sobrevivirá el mundo a esos enajenados que se creen eternos?
Las ideologías hacen lo mismo, prescriben respuestas, como la de que el subdesarrollo es a causa de la explotación norteamericana, así no halla una cifra para sustentarlo. Por eso las religiones y las ideologías más que una forma de pensar, son una renuncia al pensamiento, a la búsqueda de respuestas. Y nada más aburrido que hablar con un tipo que "ya está pensado", pues simplemente no hay nada para discutir.

Por eso prefiero la ciencia, que es un proceso de descubrimiento, de reflexión, de aceptar la duda, la incertidumbre, de sentir que sólo somos polvo de estrellas vagando por el universo.

Wednesday, October 11, 2006

La tara latinoamericana

La tara latinoamericana

Por
Diego Fernando Gómez
Hace un par de semanas Luis Alberto Moreno, presidente del BID, invitaba a los latinoamericanos a que imitáramos al sudeste asiático. Hace cuarenta años estábamos mejor y ahora ellos están más cerca del mundo desarrollado. A nosotros nos empiezan a colocar en los estudios sobre desarrollo junto a los africanos, en un grupo de países con bajos crecimientos y niveles de desarrollo humano.
Latinoamérica empieza a ser centro de atención por cuatro décadas de estancamiento.
Noam Chomsky señala en su artículo en El Espectador esta semana: "América Latina debe enfrentar algunos de sus más graves problemas internos. La región es famosa por la rapacidad de sus clases ricas, y por su falta de responsabilidad social". Comparándola con el este de Asia dice: "Latinoamérica está cerca del peor récord de desigualdad en el mundo, el este de Asia está cercano al mejor". "Las importaciones en América Latina están fuertemente sesgadas hacia el consumo ostentoso; en el este de Asia, hacia la inversión productiva". En lo que se equivoca Chomsky es pensando que el cambio se está dando con los gobiernos neopopulistas. Todo lo contrario, nos están regresando cincuenta años en la discusión sin generar las verdaderas trasformaciones y reforzando los viejos mitos y modelos mentales. Esto se explica por lo siguiente:
Ya a comienzos del siglo pasado, Max Weber había señalado los problemas latinoamericanos explicando la tesis de que la moral calvinista, que premiaba el esfuerzo individual, al trabajo y la generación de riqueza, marcaban una diferencia en las trayectorias de desarrollo con los países de religión católica, en las que la aversión al trabajo manual y la resignación a la voluntad de Dios marcaba sus contextos culturales.
Esta apreciación la continúa verificando el Estudio Mundial de Valores de Inglehart.
Otra grave tara nos la imputan trabajos como los de Diamond y Sachs y Warner que evidencian un marcado subdesarrollo de las zonas tropicales, debido a los comportamientos socioculturales y económicos que implica la geografía. Un trabajo más reciente, que enriquece la discusión, es el de Acemoglu, Johnson y Robinson, llamado "El origen Colonial del desarrollo comparativo". Muestra cómo el tipo de colonia que se estableció, marcó de manera definitiva el desarrollo posterior de los países. North, retomando esta tesis señala que España estableció un patrón colonial extractito, en los que la corona garantizaba privilegios de monopolio. Señala que estos esquemas se han perpetuado: "Se captura la política y se usa ésta como un vehículo de transacción en todos los mercados". Explica que se dejó en Latinoamérica una herencia en la que grupos de poder controlan la política y a través de ella la economía que mantienen a la región en el subdesarrollo.
Además de todo esto, por cuenta propia nos inventamos el mito de la dependencia y la teoría centro-periferia para explicarnos por qué no nos desarrollábamos e íbamos a permanecer así hasta que el orden internacional no cambiara. Esta ocurrencia le permitió a nuestra seudointelectualidad de vieja izquierda, estar sentada cuatro décadas tomando tinto y fumando cigarrillo mientras escribía y renegaba contra el "monstruo del norte".
Entre tanto, los aún más pobres países del sudeste asiático se trasformaban radicalmente, no importando sus precedentes culturales, coloniales o que estaban en pleno trópico.
De otra parte, el caprichoso supuesto de la explotación nadaba en la inconsistencia.
Estados Unidos aceleró su crecimiento como una economía autocontenida en la que el mercado externo representaba menos del 5 por ciento del PIB hasta entrados los noventa, una buena parte insumos energéticos. De hecho sus modelos económicos eran de economía cerrada, pues la externa no era significativa estadísticamente. En otras palabras, su crecimiento no se explica por qué explotara a alguien y menos a Latinoamérica, su importancia era simplemente geopolítica.
En conclusión, necesitamos una transformación profunda de nuestras concepciones del desarrollo, la equidad y la pobreza. La nueva sociedad latinoamericana dependerá de qué tanto aprendamos, de cuántas nuevas empresas creemos, de cómo las familias que actualmente están excluidas de los sistemas de generación de bienestar puedan integrarse a la economía y la sociedad, de cuántas capacidades humanas y sociales podamos construir. Tenemos que depender menos del Estado y más de nuestra autodeterminación. Ser conscientes que tenemos que construir más autonomía, más capacidades propias.
Necesitamos una nueva izquierda que haga una verdadera revolución en nuestra sociedad cambiando sus viejas concepciones de Estado, sociedad, equidad y desarrollo. Pero esto lo tiene que hacer un "contrapolítico". Los políticos convencionales, con el afán de los votos, sólo recitan los mismos cantos de sirena que la gente quiere escuchar y que se acoplan a sus modelos mentales de dependencia del Estado, los mismos que nos tienen anclados en el subdesarrollo.

Thursday, September 14, 2006

Ante una calavera

Ante una calavera
Hubiéramos querido verlo morirse de viejo, atormentado por la mala conciencia y tratado con más desprecio que miedo por sus conciudadanos
Por Héctor Abad Faciolince
Dicen los periódicos que el esqueleto estaba vestido con unos bluyines Versace y una camiseta Tommy Hilfiger. Por la foto de la primera página se ve que la calavera tenía un orificio de salida en el hueso temporal izquierdo. El de entrada no se ve, porque el disparo lo hizo 'Monoleche', según dice el relato, metiéndole la bala por un ojo. Tenía fracturado el hueso cúbito de un brazo. La dentadura se veía completa
pero hubo que pulverizarle un incisivo para hacer la prueba de ADN. Compararon el material genético con el de un hijo que el esqueleto, cuando bailaba, no quiso reconocer como propio durante 20 años y el resultado da una probabilidad del 99,9 por ciento de que ambas personas sean padre e hijo.
La mandíbula de esta calavera que acaba de ser desenterrada, se abría y se cerraba para llamarse a sí mismo, cuando estuvo en vida, Carlos Castaño, y fue un asesino sin hígados que escribió parte de nuestra historia con tinta de sangre y pluma de plomo. Ahora es cierto que de su hígado no queda ni el menor vestigio, porque, como dicen los forenses, de su "tejido blando" no quedó ningún rastro. Como en la historia bíblica de Caín y Abel, lo mandó a matar su propio hermano (aunque no tuvo el valor de pegarle él mismo con una quijada de burro), pero aquí convendría decir que se trata de la historia de Caín y Caín, pues uno fue un asesino y el otro sigue siéndolo.

El Estado tenía planeado perdonarle su rosario de crímenes al muerto, y planea excusarle al vivo todos los suyos, sin excluir este último fratricidio. Dicen que la propia madre no le perdona, pero el gobierno sí. Al fin, si se entrega, le darán, como mucho, ocho años sin salir, no de la cárcel, sino de una finca (de los cuales le valdrán todo el tiempo ya pasado en Ralito, y no le descontarán el que lleva sin presentarse en La Ceja). Y al final, si quiere, podrá participar en política. Es tan sucia la política aquí, que tal vez entre a ella como Pedro por su casa.
Pasándose por el bozo una sentencia de la Corte Constitucional (que se suponía era nuestra última instancia jurídica, y que le puso un límite a la impunidad) el gobierno está expidiendo un decreto para sacarle el cuerpo a lo que dijo el alto tribunal. Durante cinco días pusieron el proyecto en Internet para que los ciudadanos opináramos sobre el mismo. De los más de 40 millones de colombianos, hubo 30 que hicieron comentarios, pero al ministro Holguín le parecieron suficientes.
Si no es muy tarde y sirve de algo (pero es muy tarde y no servirá de nada), comento lo siguiente: con el mismo detalle con el que 'Monoleche' contó cómo y por qué y dónde y cuándo y por orden de quién asesinó al asesino Carlos Castaño (que en su proceso de conversión quería revelar las rutas, los sembrados, y los responsables del negocio de la cocaína), con el mismo cuidado con el que desenterraron al muerto y analizaron sus dientes y huesos, así mismo tendrían que ser las confesiones de los paramilitares y la investigación de la justicia.
Si la ley nos conduce a esta impunidad casi absoluta de los criminales (y tal vez no había otra manera de obligarlos a entregar las armas), las víctimas reclamamos que haya también una verdad casi absoluta (y digo casi porque lo absoluto no existe en este mundo). Lo hemos repetido hasta la saciedad, pero aquí se hacen los sordos: no es posible perdonar a los paramilitares, o siquiera ignorarlos o tolerarlos sueltos, si antes no se conoce la verdad. Está bien: denles estos castigos ridículos, pero al menos oblíguenlos a contar a quiénes mataron, y cómo y por orden de quién y con cuáles cómplices.
Así, como en el caso de 'Monoleche' y de Vicente Castaño, la gente podrá oír con sus propios oídos y ver con sus propios ojos ante qué clase de criminales estamos. Está bien: que anden sueltos por la calle y vayan a los centros comerciales a comprar bluyines Versace, pero que antes, al menos, digan todo lo que saben. Ni siquiera se les pide que se arrepientan. Que lo digan orgullosos, cómo y cuándo y a quiénes mataron. Pero que lo digan, y ya nosotros, los ciudadanos que todavía no vemos con agrado que la cultura mafiosa y criminal se haya tomado al país, por lo menos nosotros, esa minoría oculta y casi secreta, podremos sacar nuestras propias conclusiones y expresar íntimamente nuestro repudio y nuestro asco.
Porque el asesinato del asesino fue también un asco. No, no era esa calavera con un hueco lo que queríamos ver las víctimas de Carlos Castaño. No era eso. Hubiéramos querido verlo morirse de viejo, atormentado por la mala conciencia de sus miles de crímenes, y tratado con más desprecio que miedo por sus conciudadanos. No era esa la venganza que queríamos. No es eso lo que nos consuela, ni eso lo que nos alegra. Hubiéramos querido verlo confesando sus crímenes de toda índole (sin las sucias justificaciones que expuso en ese libro mendaz, Mi confesión), hubiéramos querido verlo morirse de viejo, pero repudiado e ignorado por una sociedad distinta a esta, porque esta parece que ya hubiera vendido su conciencia moral a los matones y a los traficantes.

Tuesday, September 05, 2006

Nuestros amigos los paras

Nuestros amigos los paras

AL ESTABLECIMIENTO POLÍTICO Y ECONÓMICO NUNCA LE HAN DISGUSTADO LOS PARAS NI POR SUS ACCIONES ARMADAS, NI POR SUS NEGOCIOS ILEGALES

Por Antonio Caballero

El fiscal Mario Iguarán está destapando cosas sucedidas hace más de veinte años y oficialmente tapadas desde entonces, como las desapariciones del Palacio de Justicia. Oficialmente tapadas, pero que todos conocíamos: las vimos en directo por la televisión, y al respecto se escribieron cientos de artículos de prensa y por lo menos una docena de libros. Cosas que todos conocíamos, pero oficialmente tapadas, deliberadamente tapadas por las autoridades para no tener que responder por ellas.
En su momento las tapó la Cámara de Representantes por iniciativa del muchas veces ministro y procurador y candidato presidencial Horacio Serpa, y las volvió a tapar con cuidado y primor la justicia penal militar, como lo recordaba en estos días un oficial retirado. De cuando en cuando brotaban flatulencias fétidas de los hechos ocultados, como vaharadas de putrefacción subterránea: las condenas administrativas del procurador Alfonso Gómez Méndez contra dos militares individualmente considerados, el llamado a indagatoria de quien entonces era presidente de la República, Belisario Betancur, que reconoció haber sabido que del Palacio incendiado habían salido vivos algunos detenidos, pero después "no se puso a averiguar más".
Está muy bien que esas cosas antiguas y enterradas empiecen a destaparse, así sea con tanta tardanza. Sería bueno que empezaran a destaparse también las que están pasando y se están tapando ahora. Algo se ha empezado a hacer con respecto a algunos excesos de los militares, y hay que reconocérselo tanto al fiscal Iguarán como al general Freddy Padilla, nuevo comandante de las Fuerzas Militares. Pero hace falta el mismo interés por revelar la verdad en lo que se refiera a los paramilitares. A los "mal llamados paramilitares" como los llama el presidente Álvaro Uribe: y la empresa de ocultamiento de la verdad empieza en esa frase. Las palabras nunca son inocentes.

Los paramilitares sí son paramilitares, llámelos como quiera el Presidente; y son además narcoparamilitares, o sea, narcos; y lo han sido desde que aparecieron, no sólo para defender de la guerrilla a los terratenientes 'tradicionales', sino para defender sus propios nuevos cultivos ilegales. El primer grupo narcoparamilitar fue el MAS, Muerte a Secuestradores, creado por los hermanos Ochoa y Pablo Escobar. Y han sido narcoparamilitares todos los hermanos Castaño de las AUC, empezando por Fidel, que así hicieron su fortuna. No son colados de última hora los negociantes del narcotráfico en la estructura política de las autodefensas, como pretenden hacernos creer fingiendo un virtuoso escándalo: son su columna vertebral. Y eso lo sabemos todos desde el principio, como supimos siempre lo de los desaparecidos del Palacio de Justicia.
Y si ahora los narcoparamilitares no están siendo castigados por ninguno de sus crímenes, políticos o económicos, ni por sus masacres ni por sus negocios ilícitos, no es sólo por el motivo obvio de que no han sido derrotados por el Estado. Sino porque son, siguen siendo como desde un principio, aliados de las fuerzas del Estado (militares y de policía), y amigos de los dueños del Estado. Amigos por sus servicios electorales, desde luego: más elocuentes si cabe que las investigaciones sobre distribución de votos uribistas publicadas por Claudia López son las palabras del jefe del Partido Conservador (uribista) y hoy ministro de Interior y de Justicia, Carlos Holguín, sobre la lógica de la política en Colombia: "No se le niega la inscripción como candidato ni al hijo de Al Capone". Pero ante todo amigos por razones de puro cariño. Al establecimiento político y económico colombiano nunca le han disgustado los paras, por el contrario. Ni por sus acciones armadas, cuyo espíritu y cuyos fines han aprobado siempre, aunque a veces les haya disgustado la rudeza excesiva de sus métodos -esas motosierras...-; ni por sus negocios legales o ilegales, en muchos de los cuales han participado o querido participar, desde la ganadería hasta el narcotráfico pasando por el chance y el chanchullo con los dineros públicos.
Fragmento de una entrevista del saliente ministro del Interior y de Justicia Sabas Pretelt, en El Tiempo del 27 de agosto:
¿Y es cierto que Salvatore Mancuso y Ernesto Báez lloraron en su despedida?. "Pues, sí". ¿Y Báez habló para despedirlo y darle la bienvenida a Holguín? "Sí, así fue".
Ya lo ven ustedes: se adoran. Así que, como Belisario, no se pondrán a averiguar más.

Wednesday, August 30, 2006

Guerra importada

Guerra importada
Fabio Villegas Botero
Hace 15 días, hablando sobre la paz, decía que “Colombia ha emprendido dos guerras inducidas del exterior y con presupuestos falsos”. La primera al narcotráfico. Es una guerra que nos impusieron los EEUU., como lo proclama el New York Times citado por el editorial de El Mundo el pasado martes: “Lo que es claro es que la guerra contra las droga, la guerra original sin límites contra un enemigo evasivo y difícil de definir, ha avanzado inexorablemente, impulsada por décadas de apoyo político persistente en ambos lados de los pasillos del Congreso”, de USA. Es, pues, una guerra que se le impuso a Colombia desde el exterior, con parámetros diseñados desde fuera, financiada con miles de millones de dólares, con armas, aun químicas, en parte extranjeras, con personal militar también en parte extranjero, con entrega de prisioneros al extranjero, pero con víctimas todas colombianas.
Lo primero que se puede decir es que es una guerra improcedente, sin justificación. De lo que se puede tratar es de reprimir un delito similar al contrabando o a la producción ilegal de artículos nocivos a la salud, como el alcohol, el tabaco y análogos, si es que así lo hubiera determinado previamente la legislación del país. Es, a lo sumo, un hecho policivo, no militar. Se debe decomisar el artículo ilícito y detener al delincuente, que luego debe ir a los estrados judiciales para recibir la sentencia condenatoria, si se le prueba la comisión del delito y de acuerdo a las normas del código penal. La pena de destierro está absolutamente prohibida por la Constitución. ¿Será que la extradición, que sería una pena máxima, se puede dar en tal caso sin un juicio y una condena previa del delincuente, máxime si no está contemplada en el código penal como la apropiada para su delito? Es que no se trata de una guerra donde se enfrentan dos ejércitos y los militares pueden hasta dar muerte al enemigo en el fragor de la batalla, respetando, no obstante, las normas del derecho de guerra y las del derecho internacional humanitario.
Se habla de liberalización de este tipo de drogas y el mismo editorial del Mundo concluye que “En Colombia aceptaríamos complacidos la liberalización”. No creo que se deba llegar al extremo de “eliminar los controles” como propone Friedman. Me atrevo a insinuar un posible camino. Hay que partir del presupuesto de que mientras haya demanda (y nunca dejará de haberla, aunque sí disminuir), es imposible acabar con la producción, elaboración y venta. ¿Qué han hecho los gobiernos de todo el mundo con otros artículos similares a lo largo de la historia? Convertirlos, como los licores, los juegos de azar y las armas, en monopolio del Estado, o controlar de manera especial su producción y comercialización por medio de los particulares como se hace con el tabaco y otras drogas que se utilizan en la medicina. Sería un negocio rentable, pero controlado suficientemente, y el comercio internacional se regularía mediante convenios con los diferentes gobiernos o, de pronto, en el ámbito de la OMC. Un tratamiento serio y responsable de parte de los gobiernos donde se produce y de los que se exporta la droga, hará que los precios se regulen, y solo quedará la acción policiva para evitar la producción ilegal (como la tapetusa, que ya es marginal), y el contrabando, que se disminuiría notablemente. El Mundo propone que la legalización parta de los EEUU. que siempre se han opuesto. Si se les propone algo menos oneroso que el Plan Colombia, bastante ineficiente y que cada vez desgasta más su imagen, quizás sea un camino adecuado para que lo acepten.

"Soplándonos" cien mil hectáreas cada año

"Soplándonos" cien mil hectáreas cada año

Por Diego Fernando Gómez
Qué tristeza y qué rabia que lo que haya terminado haciendo la humanidad con el actual esquema de lucha contra el narcotráfico es montando un máquina que arrasa con cien mil hectáreas de selva virgen al año, muchas de ellas en parques naturales. Los datos sólo consideran lo referente al consumo de cocaína en Colombia, sin contar los efectos en otros países y con otras drogas ilícitas. El daño es simplemente irreparable y la recuperación que se logre tardará décadas. ¿Resistirá el mundo una década más de esta masacre ambiental? ¿Sí son conscientes los consumidores de los efectos que terminaron generando?
Desde el emergimiento de las culturas, la humanidad ha buscado construir un ideal de comportamiento idealizado desde el poder imperante. Todos aquellos comportamientos considerados inadecuados dentro del imaginario de virtud fueron proscritos y casi siempre prohibidos. Eso ocurrió por ejemplo con la segunda profesión más antigua del mundo, la prostitución. Sólo que se convirtió en un negocio turbio y sórdido porque el acontecimiento previo fue que a la profesión más antigua del mundo, el sacerdocio, se le ocurrió prohibirla y convertirla en un negocio de delincuentes e infractores.
Desde ese entonces muchas de las actividades de diversión licenciosa: alcohol, drogas, bares, garitos, prostíbulos fueron proscritas y prohibidas en diferentes épocas. Desde la conformación de las primeras ciudades se segregaron en sectores específicos donde se les toleraba o alcanzaban tal poder que no se les podía erradicar. Se crearon también de manera simultánea las mafias y bandas dispuestas a manejarlas. Desde hace milenios esto ha sido más que una realidad un monumento a la hipocresía y la doble moral de las sociedades, especialmente las judeocristianas.
El asunto desde la perspectiva del realismo socioeconómico es que se constituyen las estructuras de mercado que sean requeridas para atender las necesidades, placeres y ociosidades que una comunidad demande. Si se prohíben, las atienden delincuentes, si no, se atienden de manera legal y con los instrumentos de control adecuados. Algo tan evidente era soportable cuando se trataba de prostitución, garitos o ventas de contrabandos menores. Cuando se trata de negocios que empiezan a mover cantidades enormes de dinero, como el licor, o ahora las drogas, pretender mantener la prohibición genera estructuras criminales con gran poder de desestabilización. Eso le ocurre a Colombia y los conflictos internos transmutaron para convertirse en la guerra por el control de territorios de cultivo y procesamiento de droga. Una guerra trashumante que arrasa cien mil hectáreas de selva virgen al año.
¿Qué tal una zona de tolerancia para la siembra, procesamiento y despacho del alcaloide a los mercados de consumo? Esto necesariamente tendría un impacto sobre los primeros eslabones del de la cadena del narcotráfico. Al desaparecer el riesgo de esta actividad, el plus que recibe como premio al crimen se hace innecesario. Simplemente no habría aliciente económico. Los ejércitos paracos que manejan territorios ilícitos y el negocio que les bombea cantidades fantásticas de dinero a las Farc se debilitaría de manera severa y los mexicanos, españoles, brasileños... simplemente les comprarían su mercancía a los "empresarios" de la famosa zona que tendrían unas ganancias "adecuadas".
¿Qué haría la comunidad internacional? ¿Sí sería manejable esto dentro de la legalidad? Las zonas de tolerancia pocas veces son aprobadas o establecidas de manera cierta. La mayoría de las ocasiones es un "pacto del diablo", no expresado pero sí aceptado entre la autoridad, que simplemente opta por no ejercerse, y el crimen, que respeta sus límites. Lo irónico es que resulta siendo un espacio de insensatez que compensa otra insensatez, la de crear un negocio ilícito con alto poder destructivo al prohibir la actividad.

Wednesday, August 16, 2006

cuando el subdesarrollo atrapa

Uribe y Arias,
cuando el subdesarrollo atrapa
Por Diego Fernando Gómez
Es por lo menos paradójico, si no totalmente absurdo, que un país cuya inversión en ciencia y tecnología no alcanza el 0,4 por ciento del PIB y que debería estar por encima del 1,5 por ciento para poder apalancar un proceso de transformación social incluyente, decida dedicar 500.000 millones de pesos para compensar a los sectores menos dinámicos, estructuralmente más atrasados y anacrónicos y para quienes ese dinero, más que asegurarles futuro, más los atara a un pasado que es insostenible.
El tamaño de la incoherencia sobre las apuestas para el desarrollo es patente en las asignaciones presupuestales. Colciencias, sumando inversión y funcionamiento, tiene un presupuesto para 2007 de 89.000 millones de pesos.
El Ministerio de Agricultura, con sus entidades y programas, tiene uno de 1,3 billones, quince veces más. Pero el mayor despropósito son los 500.000 que se darán en subsidios a quienes supuestamente estarán afectados por el TLC.
Las cifras del agro no son nada buenas, el empleo cae el nueve por ciento en el último periodo y el PIB sectorial crece menos del uno por ciento cuando toda la economía lo hace alrededor del cinco por ciento. Se han reducido cien mil hectáreas sembradas en el último año precisamente en los sembrados de ciclo corto. Sobre éstos, hace años los expertos han señalado que son ineficientes e inadecuados para competir y explotar nuestras potencialidades como trópico. Esto muestra un agro no sostenible y que tiene que cambiarse estructuralmente. ¿Por qué a Uribe y a Arias se les ocurre la genial idea de matar pollitos aliviados para hacerles caldito a los enfermos?
Un ejemplo son los avicultores, no quedan satisfechos con 19 años de protección y aranceles superiores al 160 por ciento, sino que además piden subsidios. Con todo eso, adicionalmente los colombianos tenemos que pagar un pollo y unos huevos más caros en el país de lo que nos costarían en el mercado internacional. ¿Es socialmente lícito esto en un país con cincuenta por ciento de pobreza y en donde muchas de estas familias dedican más de la mitad del ingreso para una alimentación de subsistencia?
Lo mismo podemos decir de los arroceros, los algodoneros, los cerealeros... ¿Por qué no se puede decir eso de los floricultores, cafeteros y bananeros? Por que ellos sí están insertados de manera competitiva y autónoma en los mercados mundiales. Son quienes están mostrando que sí hay un agro de ingreso seguro, rentable y que construye país. Que no vive ni de las dádivas del Estado ni de la explotación del consumidor colombiano.
¿Por qué no pensar más bien en un Ministerio de Agricultura concebido en torno a los consumidores y en la inserción competitiva en los mercados internacionales, y no en uno que parece más el representante ante el gobierno de algunos sectores de productores que se acostumbraron a vivir del Estado y su protección?
El subdesarrollo y la pobreza del campo se explican entre otras cosas por la existencia de una economía de enclave en la que finqueros, residentes en ciudades, son los propietarios de haciendas en todas las regiones del país que son explotadas de manera precaria. Los ejemplos arrancan por el mismo Uribe en la Casa de Nariño, siguiendo por el anterior ministro de Agricultura y muchos de sus demás antecesores y pasando por el Congreso de la república y las mayorías uribistas. Cuando esas tierras estén en manos de empresarios de las regiones, afincados allí explotándolas con productos insertados de manera competitiva en los mercados mundiales, la realidad del campo va a cambiar.
Es urgente reconvertir el campo pero, sobre todo, reconvertir nuestras concepciones sobre el desarrollo, los productos entorno a los cuales podremos crear empresas que generen inclusión y empleo para millones de familias que están en la pobreza y que no nos dejen en la triste situación que plantea Colombia 2019, de solo tener 3.800 dólares de ingreso e inevitablemente niveles de pobreza por encima del 20 por ciento y con un viejo agro, con ingreso seguro a costa de todos los demás colombianos.

Wednesday, August 02, 2006

La era de la hipocresía

La era de la hipocresía
Por Diego Fernando Gómez
En los últimos años, y sobre todo en las pasadas tres semanas, el país se ha escandalizado cuando se convierte en asunto de debate público lo que ya era conocido. Resulta que en este momento sí es razón para rasgarse las vestiduras, ¿por qué no lo fue en el momento que ocurrían los hechos a la vista de todos, o en el momento en que todos lo sabíamos así no fuera un caso juzgado o juzgable?
Eso exactamente es lo que ocurrió con las declaraciones de personas que en 1990 ya aseguraban que Santofimio había participado en una reunión en la que se planeó el asesinato de Galán.
Virginia Vallejo fue pareja de Pablo Escobar delante de todos los que ahora sí se escandalizan, Samper fue elegido presidente y permaneció en el cargo luego de una campaña a la que entraron miles de millones del narcotráfico. Horacio Serpa repartió dinero llevándolo personalmente a varias ciudades en una avioneta y luego fue tres veces candidato a la presidencia.
Alfonso López recibió dinero de Pablo Escobar para su campaña de 1982 y en varias ocasiones se reunió con los narcotraficantes más buscados procurando armar arreglos "de paz". ¿Algo que usted no supiera? Una sociedad tan hipócrita solo puede ser presa de un destino tan cruel como el que nos correspondió a los nacidos en las décadas de los sesenta y los setenta.
La niñez a principios de los setenta era idílica. No existían esos guetos actuales que son los conjuntos cerrados y el "mundo" que recorríamos libremente era toda una ciudad segura y abierta. El índice de muertes por cien mil habitantes era similar al de los países desarrollados. Fue un instante de paz en una nación que parece no haberla conocido.
Pero el país se jodió en el gobierno de López, o más exactamente con López. Lástima que se murió tan rápido Klim, quien era el único colombiano capaz de decirle el tipo de nefasto engendro que era y todo el desastre que estaba creando. Desde ese momento se iniciaron unas terribles prácticas que pusieron este país al borde del colapso. Lo que antes eran estructuras de mercado democráticas se convirtieron en peligrosos y odiosos monopolios. Eso ocurrió con las gaseosas, con la cerveza, con los medios de comunicación, entre muchas otras. Allí se instituyó repartir el botín de la televisión entre los ex presidentes, los periodistas áulicos de turno y los grupos económicos. Allí empezó el declive de las ciudades intermedias y la "capital" se hipertrofió, pues allí, en el centro del tráfico de poder, se repartió la riqueza del país y se dejó de hacer empresa.
López y su séquito vieron emerger el narcotráfico y cohonestaron irresponsablemente con su consolidación y crecimiento. Luego vimos este cáncer crecer y permear la política, armar una Constitución a su amaño, poner presidentes y convulsionar la nación, enseñorearse de los campos y potenciar la guerrilla. Y hoy nos toca ver pasar caravanas de Hummers con los engendros amenazando si las leyes no quedan a su amaño. Ha camino que nos falta por recorrer,...pero también terminarán mal como ha ocurrido sin excepción. Uno de los epítetos favoritos para calificarse entre unos y otros, todos los protagonistas de estas terribles décadas, es el de ratas. "Es la rata más rastrera de las que he conocido", dijo Pablo Escobar, de una de ellas en particular, ¡y era un experto en el asunto! A él también se lo endilgaron. En 1989, al darle posesión a la gobernadora Helena Herrán de Montoya, el presidente del Tribunal Superior de Medellín dijo, "claro que sabemos quiénes son esas ratas inmundas de los narcotraficantes", y los mencionó uno a uno. Al día siguiente salieron en primera página de El Espectador su foto y sus palabras. Dos días después el ejército lo llevó a un lugar secreto para preservar su vida. Solo él sobrevivió, siete de sus compañeros de sala fueron asesinados en ese período.
Nos ha tocado vivir en la era de las ratas. Da risa y dolor escuchar decir que López pone a pensar al país. Lo que sí hace López y ese país que le sigue, es ponerse a bailar con las ratas al son que ellas le toquen. Son de la misma especie.

Tuesday, July 11, 2006

El pataleo

A washington ha viajado ya cuatro veces, o cinco, el mismísimo presidente-presidente Uribe a poner el cuello (no el suyo, el de Colombia) para lo que allá manden: los cuartos de pollo, el café...
Por Antonio CaballeroTodavía no se ha firmado, creo. O por lo menos yo no volví a ver nada publicado al respecto. Supongo que ustedes habrán oído hablar, como oí yo, de aquel famoso TLC, Tratado de Libre Comercio, que Colombia iba a firmar con los Estados Unidos y que nos iba a sacar de pobres. Teníamos que firmarlo "rapidito", en la expresión típicamente autoritaria de nuestro presidente-presidente Álvaro Uribe. (Cuando digo "teníamos" quiero decir que se disponían ellos a firmarlo en nombre nuestro). Y si no "rapidito", en opinión de algunos analistas resignados, más resignados que analistas, teníamos que firmarlo como fuera. Porque, como dice el refrán con filosófica negrura, "a la fuerza ahorcan". Y porque, como dicen que se dicen los unos a los otros en la cola del cadalso los condenados a la horca, "no patalees, que es peor".Pero ¿peor para quién?
En el Irán actual, el de los ayatolas, se condena a mucha gente a la horca, y se la cuelga, según he visto en las fotos, no de un palo, sino del garfio de una grúa. Pero antes de ejecutar a los condenados los verdugos les enfundan las piernas en un saco de lona, para que no pataleen. O para que, si lo hacen, su pataleo no despierte en los asistentes al espectáculo pensamientos libidinosos que puedan incitarlos a la masturbación o al pecado todavía más nefando de la necrofilia. Pero en el Irán de hace treinta años, el Sha que entonces había se empecinó en patalear: en pedir (a propósito del petróleo que su país producía) no un comercio "libre", sino un comercio "justo". Es verdad que no lo hacía con excesivo énfasis: entendía que en fin de cuentas él mismo sólo podría seguir siendo Sha en la medida en que el comercio libre de petróleo no fuera demasiado justo. Pero lo hacía: pataleaba. Y por eso fue abandonado por sus protectores de Occidente, y en consecuencia derrocado, en el que fue tal vez el único gesto digno de su vida de títere.Vuelvo a nuestro comercio, no justo, sino, como lo llaman, libre. A nuestro TLC; que por lo visto está atascado vaya uno a saber en qué recoveco de la burocracia imperial. Porque allá en Washington está tan entregado como sea necesario el embajador Andrés Pastrana, para aprobar lo que haga falta. Y allá han viajado no sé cuántos ministros en ejercicio, y un número considerable de ex ministros, para firmar addendas y confirmar cesiones y concesiones, para aceptar los cambios in extremis de las cláusulas ya acordadas, para inclinarse ante nuevas exigencias, para soltar las últimas pequeñas amarras de defensa. Y nada. Allá ha viajado ya cuatro veces, o cinco, el mismísimo presidente-presidente Álvaro Uribe a poner el cuello (no el suyo: el de Colombia) para lo que allá manden: los cuartos de pollo, el café, los derechos de autor del poema El cultivo del maíz en Antioquia de Gutiérrez González, que a partir de ahora tendrá que ser recitado en inglés, y pagando regalías. Todo se ha hecho. Todo se ha entregado.Y nada.Cómo será la cosa que incluso aquellos que hasta hace pocos meses defendían la firma del Tratado con el único argumento de que lo único peor para Colombia que firmarlo era no firmarlo están ahora angustiados porque no hay con quién firmarlo.Pero ni siquiera entonces patalean. Les parece de mala educación.No quisiera terminar este artículo sin hacerles una pregunta a los lectores que tan a menudo me critican mis propias críticas al sometimiento de los gobiernos de Colombia ante los gobiernos de los Estados Unidos. Díganme: ¿qué tratado firmado entre el gobierno de Colombia y el gobierno de los Estados Unidos ha sido respetado por el gobierno de los Estados Unidos?.

La polimafia (asociación de crimen organizado, narcotráfico y políticos)

Claudia López
POR CLAUDIA LÓPEZ
UN POQUITO DE TODO
La reinserción uribista: del 8.000 al 64.000 (11 de Julio de 2006)
La polimafia (asociación de crimen organizado, narcotráfico y políticos) es la mayor amenaza a la sociedad colombiana.
No solo por ética sino por elemental supervivencia, deberíamos concentrar nuestros esfuerzos en combatirla. Desafortunadamente, quien ostenta el mayor capital político en la historia de Colombia, el presidente Uribe, prefiere gastárselo en reinsertar para sus filas a cuanta estrella de la polimafia atraviese su cielo. El nombramiento de Samper en Francia es apenas otro astro de ese firmamento. ¿Por qué lo hace?
Según la revista Semana, Uribe nombra a Samper por solidaridad. Porque, según el criterio de Uribe, el ex presidente es un pobre hombre estigmatizado. No ve en él al político capaz de venderse a la mafia para acceder a la Presidencia (algo que todos sabemos, pero que la justicia comprada en el Congreso evitó juzgar), de corromper las instituciones para imponer a Serpa como sucesor (como todos lo padecimos, pero logramos evitar), de pedir cacao para que no extraditaran a los Rodríguez Orejuela (como consta personalmente a Uribe) y sabrá Dios si habrá intercedido también en los planes para eliminar a quienes pudieron ser piezas clave para develar sus andanzas, como la ‘monita retrechera’ y el ex conductor de Serpa, quienes no murieron de gripa sino acribillados cuando iban a contarle a la Fiscalía lo que sabían (algo que solo podrían corroborar los sicarios, si es que no los mataron también).
Otra hipótesis es que lo hace por astucia política. Porque neutraliza a un posible contradictor, debilita aún más el liderazgo del ex presidente Gaviria y fortalece la pasarela roja que va del liberalismo al Partido de la U, por la cual ya han desfilado los más corrompidos caciques políticos otrora liberales y ahora reencauchados dirigentes del partido uribista. Solo faltaba Samper para cerrar con broche de oro la pasarela. Otro supuesto es que lo hace para darle gusto a Francia nombrando allí a un abanderado del acuerdo humanitario que, de concretarse, traería de vuelta a Íngrid Betancourt. Además de todas las desgracias por las que Íngrid ha pasado, solo le faltaba que el mayor símbolo de la corrupción que combatió durante su trayectoria política en libertad termine por ser al que tenga que agradecer su posible liberación. Aprovecharse de su cautiverio para nombrar a Samper es un acto de bajeza y manipulación de los instintos y desgracias de una familia en desventura que supera cualquier límite. Por lo demás, en la lógica de las Farc, Samper posiblemente sea más lo que reste que lo que ayude a concretar un acuerdo humanitario. Pensarán que suficiente costo es crecer al presidente Uribe para también hacerle la carambola a otro.
Falta ver si en este caso, como en la minipurga paramilitar que hicieron de las listas uribistas al Congreso, la rectificación viene por la amenaza de Francia de no conceder el beneplácito a Samper u otra de retiro de visas proveniente de los gringos. Porque así son nuestros políticos. A falta de convicciones e ineficaz control nacional, solo reaccionan a dádivas o amenazas externas superiores a las que ellos son capaces de proferir.
En esta decisión del Presidente debe de haber de todo, como en botica. Un poquito de ‘astucia’, porque entre una y otra pasó la reelección, la politización del narcotráfico, el conejo a la extradición y van a pasar el parlamentarismo. Un poco de manipulación de caídos en desgracia, que es como Uribe acumula poder, logrando que todos le deban alguito: los narcos ser paracos, ambos no ser extraditados, unos políticos ser reencauchados, otros ser elegidos, otros no investigados y ahora los secuestrados ¡quizás ser liberados! Un poquito de solidaridad, porque al fin y al cabo los dos presidentes han comprado el Congreso en su propio beneficio, desbaratado las instituciones y gobernando con políticos corruptos. ¿Por qué solo castigar a Samper? ¡Mejor seguir todos en la cama y autodeclararse estigmatizados!

Friday, July 07, 2006

Miedo en Tierralta por guerra de coca

Miedo en Tierralta por guerra de coca
El Ejército, la Policía y la Fiscalía incrementarán sus acciones y el número de hombres en Tierralta (Córdoba) para frenar la ola de violencia que, en la última semana, cobró la vida de siete personas.

Reinsertados estarían peleando por cultivos ilícitos, dicen en el pueblo.
Erradicación manual será reforzada con 150 policías.
Consejo de seguridad por violencia en antigua zona de ubicación.
PorCarlos Salgado R.Enviado especial, Tierralta
El Ejército, la Policía y la Fiscalía incrementarán sus acciones y el número de hombres en Tierralta (Córdoba) para frenar la ola de violencia que, en la última semana, cobró la vida de siete personas. Las medidas se adoptaron en un consejo de seguridad extraordinario que se realizó ayer en este municipio, luego de las denuncias del ex jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), Salvatore Mancuso, por la muerte de personas allegadas a él. Entre las víctimas está Andrés Alberto Asías, estudiante universitario e hijo del ganadero Arán Asías, un hombre cercano a Mancuso que habría donado tierras para proyectos productivos de los desmovilizados de las Auc. Con él fue asesinado Hernán Darío Giraldo Zuluaga, a quien las autoridades señalan como lugarteniente de Mancuso y quien estaría realizando un negocio de compra de coca. Aunque el ex jefe de las Auc señaló en una carta abierta al presidente Álvaro Uribe que la violencia es contra las personas que le colaboran en los procesos de reinserción y erradicación de cultivos ilícitos, la gente en las calles de Tierralta y las autoridades coincidieron en señalar que el conflicto es por el control del comercio de la droga."Queda claro que el narcotráfico es el que está incrementando los niveles de violencia en esta región", dijo el viceministro de Defensa, Jorge Mario Eastman, a la salida de la reunión. Según el funcionario, se fortalecerán las actividades investigativas y punitivas contra las que denominó "bandas criminales". El director de la Policía Nacional, general Jorge Daniel Castro, aseguró que la semana próxima llegarán a esta zona 150 uniformados que apoyarán las labores de control y reforzarán los ocho grupos de erradicadores manuales de cultivos ilícitos que trabajan en la zona. "Es alrededor del narcotráfico es que se presenta todo el problema de violencia y criminalidad en Valencia y Tierralta, pero vamos a capturar a esos bandiditos", dijo el general Castro y descartó, pese a las denuncias de la comunidad, que los enfrentamientos se produzcan entre desmovilizados de las Auc. También fumigaciónEl general Castro también anunció que se apoyará con fumigación aérea la labor de los erradicadores manuales. A la reunión, que se llevó a cabo en el centro social La Marquesa, en Tierralta, también asistieron el comandante de las Fuerzas Militares, general Carlos Alberto Ospina; el comandante del Ejército, general Mario Montoya; y la directora nacional de Fiscalías, Jenny Janith Jalal Espitia.Durante el Consejo, la comunidad señaló que, si bien el problema tiene como telón de fondo la coca, es la falta de oportunidades de los jóvenes en esta región, lo que no les deja otro camino. "Primero se fueron con la guerrilla, luego con los paramilitares y ahora corremos el riesgo de que se pierda otra generación en manos de los mafiosos", aseguró un docente. Lo peor, confirmó el párroco de la iglesia de San José de Tierralta, Jorge Uribe, es que aunque el proceso con las Auc está en marcha, sus estructuras no han dejado de existir.

Wednesday, June 28, 2006

Medellín, una ciudad que huía de sí misma

Medellín, una ciudad que huía de sí misma
Por Diego Fernando Gómez
Durante las últimas cinco décadas la ciudad ha marchado como un alma en pena, huyendo de sí misma, expiando mil pecados, convirtiéndose en un engendro del subdesarrollo rodeada de cinturones de miseria, con una clase dirigente que heredó múltiples talentos, pero como en la parábola, tomó la vía del temeroso que no encontró otro camino que cuidarlos con recelo, sin arriesgarse a multiplicarlos o apostarle a construir un futuro distinto. El resultado es que tenemos unas empresas insignias destacadas, pero que son las mismas de hace cincuenta años, y no generan suficiente empleo y riqueza como para tener una sociedad próspera e incluyente.El pesimismo es un estado que se realimenta de sus propios pesares: no se invierte porque la ciudad se agota y luego la ciudad se agota porque no hay inversión. En múltiples ocasiones en tertulias, tanques de pensamiento y asociaciones profesionales, hasta en costureros, en los que me invitan a participar, me he encontrado con ese estado de ánimo apocalíptico de "Medellín no futuro", en que se dice que somos una ciudad mediterránea, en un rincón del mundo sin posibilidades ni potencialidades. Pues en el mundo no hay rincones y más que ciudades mediterráneas lo que hay es ciudades desconcertadas y desconectadas. En la actualidad, más de las dos terceras partes del valor de lo generado en el mundo está representado en servicios y bienes con alto contenido de conocimiento. Los bienes de mayor valor viajan por el mundo a través del espectro electromagnético. Desde los servicios de diseño en ingeniería, o los de desarrollo de software, o el conocimiento sobre trasplantes de órganos humanos, hasta las canciones de Juanes, todas ellas generadas en Medellín, se las entregamos al mundo vía telecomunicaciones. Los siguientes bienes en la escala de valor, los que tienen una sustancia material con un alto valor de conocimiento en su elaboración, viajan por vía aérea. Simplemente son arrolladoras las cifras de toneladas que se transportan diariamente en el mundo en aviones cargueros. Van desde flores y perecederos, ropa interior o aceites esenciales, hasta equipos electrónicos wairless que se producen en Medellín y sus áreas circundantes. El siguiente segmento lo componen bienes que requieren ser transportados por vía terrestre. Aún en este segmento se puede ser competitivo estando a menos de seiscientos kilómetros de las costas. Lo cierto es que una de las primeras incapacidades que tenemos que superar es la de construcción de infraestructura. Debemos ser capaces de concebir y sacar adelante proyectos completos y financiarlos y ejecutarlos de la manera adecuada. Si se trata de tener una salida a un puerto en el Atlántico que opere con frecuencias adecuadas y que esté disponible antes de tres años, el asunto es armar una concesión en los términos requeridos para que se ejecute completa. Igualmente con una salida al Pacífico o la construcción de un puerto y los accesos en Urabá. La doble calzada a Hatillo y el túnel de doscientos millones a las fincas de occidente son ejemplos de pésimas ejecuciones, malas financiaciones y visiones incompletas de las soluciones que requiere la región. Por eso, durante muchos años, mucho más de los ocho que se han tomado para construirlos sólo servirán para salir a pasear. La estrategia de hacer las cosas por pedacitos y a costa del Estado nos tiene atrasados décadas en infraestructura. El reto central de Medellín es convencerse de las enormes potencialidades que están en su propia gente y su capacidad de generar bienes y servicios de alto valor basados en su talento y conocimiento. Medellín debe decidirse a emprender nuevas actividades y aprender a hacer nuevas cosas. Estamos en un momento especial, quizás el mejor de los últimos decenios, y que brinda todas las posibilidades para reemprender el camino. En una de las reuniones que mencionaba, donde había todavía rezagos de pesimismo, quienes allí departían son las cabezas de empresas u organizaciones de la región que sólo el año anterior generaron más de mil millones de dólares de excedente. Casi todos han sido profesores universitarios y varios de ellos incluso tienen PhD. En este momento mágico en que tenemos tanta capacidad, talento y excedentes, sería imperdonable que no nos decidamos a dar el salto al futuro.

Thursday, June 22, 2006

El misterio de la reelección

El misterio de la reelección
No la entiendo, porque Uribe no es distinto de lo que han sido sus predecesores de los últimos 100 años. Unos puestos, unos contratos... Pero por Uribe votaron muchos más
Por Antonio Caballero
Me he pasado media vida -bueno: una semana de cada cuatro años de la mitad de mi vida: en total unas diez semanas- tratando de entender por qué la gente en Colombia vota como vota. Esta última semana ha sido una de esas. Y no entiendo por qué votó la gente como votó, o por qué votó así: a favor de la reelección del presidente Álvaro Uribe el 62 por ciento de esa poca gente (46 por ciento) que votó.Porque eso sí lo entiendo: que no vote casi nadie. Comparto, desde luego, la olímpica opinión de que quien no vota no tiene después derecho a quejarse de los resultados de las elecciones; pero también sé perfectamente que en cuanto uno baja de las alturas del Olimpo el voto es poca cosa: la gente vota por amenazas, o por miedo, o por inercia, o, en el mejor de los casos, por plata. De modo que sí, que bueno: que no vota nadie. Pero de los pocos que votan (y restados los de la plata, los de la inercia, los de la amenaza, etc.), ¿por qué hay tantos que votan por Uribe? Es decir: ¿por qué la reelección de Uribe fue tan masiva, tan contundente, tan entusiasta? Es decir: si al voto de la inercia y al de la fatiga y al de la plata y al de la gente que vota en contra -en contra de Serpa, digamos, por su pasado samperista; o en contra de Carlos Gaviria, digamos, por su aureola de izquierda- hay que restarle además el de la gente que ha tenido que irse -a los semáforos, al extranjero-, ¿por qué siguen votando tantos a favor de Álvaro Uribe?Digo que no lo entiendo, porque Uribe no es nada. Es decir: no es nada distinto de lo que han sido sus predecesores de los últimos cien años. Unos puestos, sí, claro: y por cada puesto público hay detrás, digamos, una familia de cinco o de seis votos. Unos contratos, por supuesto: no sé cuántos votos (¿tres? ¿Cuatro ) resulten favorecidos por cada contrato. Pero por Uribe no votaron solamente los de los puestos o los de los contratos, que de la misma manera hubieran podido votar por Serpa o incluso por Gaviria. Votaron muchos más. Y no entiendo por qué. Pues si lo comparamos con los otros gobernantes latinoamericanos que en los últimos tiempos se han hecho reelegir, y han logrado más o menos a las malas que se cambie la Constitución de sus países respectivos para que los reelijan a ellos, como Uribe, nos encontramos con que ellos tenían algo qué mostrar, y en cambio Uribe no. El peruano Fujimori había acabado con la guerrilla de Sendero Luminoso y tenía a su jefe Abimael Guzmán metido en una jaula. El argentino Menem había conseguido frenar la hiperinflación y sobornar a los 'carapintadas' militares. El brasileño Cardoso había logrado enderezar, más o menos, el barco ebrio de la economía de Brasil. Pero ¿Uribe qué?
Ni en el orden público, para cuyo control fue elegido hace cuatro años. El ELN conversa, porque las Farc lo tienen acorralado. Pero por su parte las Farc están intactas. Sólo han caído un par de jefecillos comprados a la Policía ecuatoriana o a la venezolana, y en cambio muchos campesinos han sido disfrazados de guerrilleros después de muertos para complacer las ofertas de dinero anunciadas por el Presidente.Ni tampoco en la otra mitad del orden público. Los siete mil paramilitares que había hace cuatro años se convirtieron por arte de birlibirloque en treinta y un mil para entregarse y recibir subvenciones de reinserción; pero a la vez sucedió -oh maravilla- que aparecieron ocho mil paramilitares nuevos más que la prensa llama "de tercera generación" y que el doctor Luis Carlos Restrepo, alto comisionado para la Paz, denuncia como "no paramilitares". Como si estuviera loco.Ni la cosa económica. No bastó con dar cifras falsas. Claro que el crecimiento del narcotráfico ayuda (aunque el gobierno lo niegue); y ayudan las remesas de los exiliados económicos, que para empezar fueron desplazados políticos; y ayuda, como es obvio, el aumento del precio del petróleo. Pero también ahí: ¿de verdad alguien cree que nos hemos vuelto ricos?Y en lo social... Bueno, sí. Leo que los hijos del presidente Uribe, que han montado una empresita de artesanías, dicen que de lo que se trata es de ayudar a la gente.

Saturday, June 17, 2006

El hombre de a caballo


El hombre de a caballo
Ya ha puesto en marcha, como quien no quiere la cosa, el segundo centenario de la Independencia, dentro de 13 años. De aquí a entonces le caben tres reelecciones más
Por Antonio CaballeroTendremos, pues, cuatro años más de Álvaro Uribe. Salvo en el caso, claro, de que le dé la ventolera de abandonar a medias su mandato. Al 'chinito' Fujimori del Perú, ese cuyo modelo autoritario pedía para Colombia hace unos años el ex ministro y hoy nuevamente ministro Juan Manuel Santos (que debe estar doblemente contento, por tener Fujimori y por tener ministerio), a Fujimori, digo, le dio por ahí: un día se fue de paseo, y puso un fax desde el Japón renunciando a la presidencia. (Ahora está tratando de volver: todos quieren volver). Y en Colombia tuvimos dos casos parecidos, con los dos únicos presidentes que, antes de Uribe, se autoprolongaron su período: Rafael Reyes llevaba menos de un año de la prórroga cuando cogió un barco para exiliarse en Francia; Rojas Pinilla ni siquiera alcanzó a recibir la suya de su Asamblea Constituyente cuando tuvo que huir a las volandas a refugiarse en España. Un tercero, López Pumarejo, el único que repitió presidencia por las buenas, reelegido de acuerdo con los términos de la Constitución, tuvo que irse también, en su caso a los Estados Unidos. Y así.Pero estas consideraciones son consuelo de tontos: Álvaro Uribe no tiene las menores intenciones de irse. Tiene, por el contrario, las de seguir quedándose. Ya ha puesto en marcha, como quien no quiere la cosa, la preparación del segundo centenario de la Independencia, que cae en el año 2019. Dentro de trece años: de aquí a entonces le caben todavía tres reelecciones más en el camino.Tres reelecciones más. Tiemblo al pensar en las cataratas de lambonería que puede despertar un presidente cuatro veces reelecto en Colombia, esta tierra de lambones (para parafrasear a Rubén Darío). En esta tierra en donde al presidente López Michelsen su gabinete lo recibía con vibrantes aplausos cada vez que entraba al Consejo de Ministros. En esta tierra en donde al presidente Turbay lo condecoraron sus propios funcionarios. En esta tierra en donde unos periodistas quisieron fundar un club de fans de la niñita del presidente Gaviria.
Conservo un recorte de prensa de hace unos veinte días: una semblanza del entonces presidente-candidato titulada con arrobamiento: "Cuando Uribe es más Uribe". No salió publicada en el periodiquito áulico de José Obdulio Gaviria, el edecán del Presidente, sino en el diario El Tiempo, firmada por Edulfo Peña. Quiero citar un par de frases que me parecen significativas de tono y de contenido: "¿O qué del ego que corona de placer a este exquisito caballero que se exhibe sobre su fino corcel a paso de rey, superando la prueba suprema de equilibrio que cualquier jinete soñaría: una pequeña taza de café servida sobre la copa de su sombrero, sin derramar siquiera una gota de líquido?".Y más adelante: "Es en una finca, junto al ganado y los caballos, donde sobresale lo más personal de Uribe. Allí aparece el hombre rudo, implacable, el macho, el que habla duro, el fuerte".Para concluir la semblanza así: "... Uribe (desafía el hielo a bordo de su potro preferido) para satisfacer lo que más ama: la libertad sobre un caballo".En nuestra historia republicana, donde hemos visto de todo, era lo único que nos faltaba: el hombre de a caballo. El hombre de a caballo, el "caudillo bárbaro" de que hablaba Arguedas, el presidente vitalicio típico de América Latina, no había existido hasta ahora en Colombia. Ni Bolívar lo fue, pese a la leyenda sobre su callo en las nalgas. Ni Melo, que sólo tuvo tiempo para (justamente) pegarle un tiro a su caballo para que no lo fuera a montar nadie. Ya lo tenemos. Y lo seguiremos teniendo para largo: hasta los fastos del segundo centenario de la Independencia.Salvo en el caso de que le dé una de sus ventoleras.

Tuesday, June 13, 2006

Para llorar


Saúl Hernández
POR SAÚL HERNÁNDEZ BOLÍVAR
PERDIMOS EL TREN DEL FUTURO
El Mundial que perdimos (13 de Junio de 2006)
Colombia renunció al Mundial de 1986 por incompetencia e ineptitud.
Colombia es el único país del mundo que ha renunciado a organizar un campeonato mundial de fútbol, cosa incomprensible en tanto que las demás naciones se pelean encarnizadamente por organizar eventos de esa naturaleza. Claro que para un país pobre y lleno de problemas estas cosas son superfluas, pero esa dimisión es síntoma de algo que podría denominarse ‘síndrome de incapacidad colectiva’, donde se esconde un complejo de inferioridad que nos abruma.
Nuestro país no renunció a ese Mundial por exigencias desmedidas de la Fifa, como se argumentó, sino por incompetencia e ineptitud. Las condiciones fueron iguales a las que se le imponían a cualquier país organizador y el Gobierno pudo negociar demandas irracionales. En esa época, el fútbol discurría en un ambiente menos ostentoso que hoy y la relación costobeneficio era razonable. Si la FIFA ejerció alguna presión fue porque a tres años del evento faltaba todo. Las palabras de João Havelange bien lo resumen: "Colombia tuvo doce años para organizar el Mundial y no pudo".
Países pobres han hecho mundiales: en 1962, Chile realizó la Copa Mundo sobreponiéndose a un terremoto devastador. En 1970, México organizó su primera Copa Mundo –apenas dos años después de haber celebrado los Juegos Olímpicos–, y en 1986 realizó el Mundial que rechazó Colombia, unos meses después de sufrir también un terremoto. En 1982, la atrasada España posfranquista respondió con lujo de detalles y, si no fuera por las sombras de la dictadura militar, Argentina 78 sería otro buen ejemplo de tenacidad.
La disculpa que el gobierno de Belisario Betancur esgrimió para renunciar a ‘Colombia 86’ es sensata en apariencia, pero encubridora de la patología: se dijo que los recursos necesarios para la organización de ese evento quedarían mejor invertidos en hospitales, carreteras, escuelas y viviendas para los más pobres. Nada de eso se ejecutó.
La imaginación popular ha terminado por agradecer la decisión de Belisario ante la sospecha de que nos pudo haber librado de un ridículo gigantesco. Un Mundial a la colombiana habría sido grotesco, estrambótico y estrafalario; un verdadero caos con estadios a medio terminar, problemas de boletería, dificultades de transporte, insuficiencia hotelera y toda clase de inconvenientes organizativos. De fondo, habría sido un gran foco de corrupción que todavía estaríamos pagando, pero el prevenir el desastre no equivale a solucionar el problema sino a enterrar la cabeza. Nada se remedió con eso porque ni se invirtieron esos dineros ni se ha hecho nada para mejorar la sombra de incompetencia que nos cubre y que se refleja en las frías estadísticas que indican el atraso del país en los aspectos más diversos: obras públicas, educación, tecnología, analfabetismo, dominio del idioma inglés, etc.
Colombia es incompetente porque aquí campea la corrupción, porque la burocracia y la tramitomanía obstaculizan todo, porque somos perezosos y mediocres, porque no reconocemos que la responsabilidad por nuestro futuro no es endosable a los gobiernos de turno ni a las potencias extranjeras, porque tenemos un problema de baja autoestima enquistado en nuestra cultura.
Si los colombianos queremos salir adelante, es hora de cambiar lo que está mal en nuestra idiosincrasia, es hora de cambiar todas esas cosas indeseables que son como un lastre y nos impiden tomar las riendas de nuestro devenir. Hay que acabar la ‘cultura’ de la propina y la mordida, la de la impuntualidad, la de la viveza y la picardía, la de las palancas y las roscas, la de ‘hecha la ley hecha la trampa’, la de la fotocopia, el pirateo y el copy and paste, la de dejar todo para mañana...
No fue el gol de Maradona lo que nos perdimos al renunciar a ‘Colombia 86’, perdimos el tren del futuro, un tren que partió hace rato y al que sólo puede accederse con un esfuerzo colectivo, porque ese es un Mundial que ningún ‘Maradona’ se puede ganar solo.

Thursday, June 08, 2006

Los bogotanos más ricos tienen un ingreso 49 veces mayor que el de los más pobres

Los bogotanos más ricos tienen un ingreso 49 veces mayor que el de los más pobres
Según un estudio de la Secretaría de Hacienda de la ciudad, el 10 por ciento de los hogares más ricos concentra el 39,7 por ciento del ingreso total.
En contraste, el 10 por ciento de las familias más pobres se reparte apenas el 1,4 por ciento de ese ingreso.
Bogotá, según el censo de población 2005/2006, tiene cerca de dos millones de hogares, que son el 17 por ciento de la población total del país, que es de 41,2 millones de personas.
Según la autora de la investigación, la economista Adriana Rodríguez Castillo, asesora de la Secretaría de Hacienda, el ingreso promedio de los hogares más ricos, constituidos por 2,4 personas en promedio, es 25 veces mayor que el de los más pobres, que tienen una media de 4,2 personas.
En Bogotá están los más ricos del país
Los hogares y las personas en la ciudad tienen el mayor ingreso monetario promedio del país, sólo superado por el de los habitantes y hogares del archipiélago de San Andrés, en el Caribe colombiano.
De los diez grupos en que se dividieron los hogares de la capital, en los tres de mayores ingresos -600.000 hogares ó 1,44 millones de personas-, se concentra el 67,2 por ciento del ingreso.
Los otros 1,4 millones de hogares, el 70 por ciento del total, que son unas 5.560.000 personas, el 79,4 por ciento de la población, se reparten el restante 32,8 por ciento del ingreso.
¿Cuáles son los ingresos de los bogotanos?
La principal fuente de ingreso de las familias es laboral y representa en promedio el 79 por ciento del total.
Sin embargo, para el 30 por ciento de los hogares en la parte más baja de la escala socio-económica, ese ingreso es el 84,7 por ciento del total, en tanto que para los tres grupos más altos es el 75,5 por ciento de su ingreso.
Las pensiones son el segundo ingreso de los hogares, pues participa con el 13 por ciento en promedio, aunque para el 30 por ciento más pobre -600.000 hogares ó 2.520.000 personas- representa sólo el 3,66 por ciento, mientras que para el 30 por ciento más rico es el 15,23 por ciento del ingreso que reciben.
"El 10 por ciento de los hogares bogotanos más pobres percibe sólo el 1,2 por ciento de los ingresos salariales de la ciudad, el 2,1 por ciento de las ganancias; el 1,4 por ciento de los arrendamientos, el 1,2 por ciento de las cesantías y el 0,1 por ciento de los ingresos provenientes de ayudas a otros hogares", señala el informe.
A renglón seguido, la investigación asevera que, "en contraste, el 10 por ciento de los hogares más ricos de la ciudad percibe el 32,7 por ciento de los salarios, el 49,7 por ciento de las ganancias, el 41,7 por ciento de los ingresos por arrendamiento, el 44,7 por ciento de las cesantías, y el 39 por ciento de los ingresos correspondientes a ayudas de otros hogares".
La cesantía es un ahorro del trabajador, equivalente a una doceava parte del salario anual, que puede usar únicamente -en teoría- para la compra de vivienda o para estudios superiores de familiares, y que puede retirar en su totalidad al dejar el empleo.
Las ayudas a otros hogares corresponden a giros que reciben las familias desde otras ciudades del país o del exterior.
Bogotá aporta cerca de una quinta parte del Producto Interno Bruto (PIB) del país, el 4,4 por ciento de su población es analfabeta, cerca del 10 por ciento de los niños y adolescentes no asiste a la escuela, el 38 por ciento de su población - 2.660.000 personas- es oriunda de otra región colombiana y apenas el 0,5 por ciento, unos 35.000 habitantes, son extranjeros, según el censo.
Unos 133.000 habitantes llegaron de otras regiones del país a Bogotá por amenazas contra su vida y 1.372.560 más por razones familiares.

Wednesday, June 07, 2006

Nos están tirando raya

PorDiego Fernando Gómez
La doble línea continua en una carretera tiene un significado muy claro: no se puede sobrepasar en ese punto de la vía en ninguno de los dos sentidos. Es una norma internacional que todos reconocemos en cualquier parte del mundo. En los manuales de conducción de Estados Unidos, los que se tienen que aprender de memoria quienes tienen que pasar el riguroso examen que exigen en cada estado para obtener la licencia de conducción, lo dice muy claramente: "Double Yellow Lines: double solid yellow lines mean that passing is not allowed in either direction" p 8, Arizona Driver License Manual. January 2005.Con inquietud y sorpresa, nos encontramos que en las carreteras colombianas pintaron dobles líneas continuas a lo largo de todo su trazado. ¿De dónde sacaron los criterios y las especificaciones quienes pintaron las líneas dobles amarillas continuas?
Esto significa que ningún automóvil puede sobrepasar a otro en las carreteras. Esto simplemente es tan absurdo que no puede uno creer que haya ocurrido.Para mayor consternación, en lo relatado en una carta de José Omar Estrada, encontramos que no solo se usa mal la señalización sino que se abusa de los conductores aplicando "de manera extorsiva" el despropósito de la doble línea.Nos relata el lector que el pasado 22 de abril de 2006 mientras se desplazaba entre el municipio de La Pintada y la ciudad de Pereira, en el kilómetro 85 más 300 mts. (ver fotografía anexa) y luego de rebasar un camión que se desplazaba a unos 40 kilómetros por hora, fue detenido por la Policía Vial que le indicó que le iba a contravenir por estar rebasando en un sitio con doble línea amarilla continua.¿Cómo ocurre esto en un sitio de la carretera con "una recta con más de 650 mts., con excelente visibilidad, sin ningún estamento educativo, solo bordes de carretera correspondientes a fincas"? Cosas como éstas hacen sentir una vergüenza profunda del país en que estamos.
La foto es tan elocuente como absurda.
No entendemos que algo tan conocido en el mundo se ignore y aplique de manera tan errada en el país. Es increíble que lo hayan definido las autoridades de tránsito. Es incluso increíble que el conductor del vehículo con los dispositivos para pintar las líneas no entendiera el absurdo de lo que estaba haciendo.Es urgente que se corrija a la mayor brevedad el despropósito de la doble línea que se trazó en éste y muchos otros tramos de las vías nacionales y que además, a la Policía de Carreteras la pongan en un papel más educativo y constructivo, de manera que ciertos agentes no abusen de su institución y su investidura y le hagan el doble mal al país, y que además de tontos se haga evidente que tenemos ladrones.

Monday, June 05, 2006

Réquiem por el siglo XIX

Réquiem por el siglo XIX
El partido liberal colombiano merecía acabarse, como se acabó en estas elecciones de mayo de 2006, por traidor a sus votantes y por traidor a sus principios
Por Antonio CaballeroBueno: pero por lo menos se acabó el partido liberal. Ese que una vez fue el "¡Gran Partido Liberal!" al que le gritaban vivas los borrachos, y por el que ya no votan ni siquiera los borrachos. Ese partido que una vez, en el siglo XIX y a principios del XX, fue grande y generoso, e impulsó muchas de las mejores cosas de la historia de Colombia. Ese partido que se había vuelto una vergüenza. Bueno: pues se acabó.Y hay que celebrar su fin por dos razones. La primera es de justicia histórica: se lo tenía merecido de sobra. La segunda es de política práctica: con su desaparición las cosas quedan claras.

El partido liberal colombiano merecía acabarse, como se acabó en estas elecciones de mayo de 2006, por traidor a sus principios y por traidor a sus votantes. Una traición que encarnan a la perfección los tres grandes derrotados de la jornada: el candidato presidencial Horacio Serpa, el jefe único César Gaviria y el inspirador Alfonso López Michelsen. Entre los tres consiguieron apenas algo más del 10 por ciento de una votación que, por añadidura, no llegó ni a la mitad de la de los posibles electores. Serpa: ese que hasta hace un par de años aceptó ser embajador del presidente Álvaro Uribe ante la OEA (ante el Ministerio de Colonias de los Estados Unidos) después de haber prometido que sería el más inflexible representante de la oposición. Serpa: el que, después de haberse opuesto al 'Plan Colombia' de Andrés Pastrana, lo aceptó con entusiasmo cuando se lo explicaron en inglés. Serpa: el que en la campaña narcofinanciada de Ernesto Samper viajó llevando cajas de billetes con lazos de cinta de regalo. Serpa: el que hace ya veinte años, cuando la horrenda toma y contratoma del Palacio de Justicia, dijo como miembro de la Comisión de Acusaciones del Parlamento que los actos políticos de un Presidente no se podían juzgar.César Gaviria. César Gaviria, el mismo que, cuando fue Presidente en nombre del "Nuevo Liberalismo" de Luis Carlos Galán que pretendía limpiar y remozar al sucio y envejecido partido, lo degradó en un neoliberalismo económico de apertura y le entregó a Pablo Escobar la administración de la justicia. Y Alfonso López Michelsen: el que, con su 'mandato claro' y su 'gobierno puente' y su 'posdata a la alternación', prolongó para siempre el contubernio liberal-conservador del Frente Nacional, esa sucia partija, esa innoble repartija, a cuenta de la cual estamos como estamos. Pero él no se da cuenta. Se lo dijo hace unos años a su entrevistador para un libro cuasipóstumo: "Si de algo soy responsable, no me doy cuenta".Además las cosas quedan claras. Una derecha que ya no juega a ser de izquierda para ver si convence a los borrachos. Una derecha uribista, encabezada por un tránsfuga del partido liberal (el propio Álvaro Uribe, que le sacó a ese partido todos los cargos públicos de su vida) y coordinada por otros tránsfugas de lo mismo: los nietos de los Lleras, los nietos de los Santos, los nietos de los Turbay. Porque el partido liberal colombiano era un partido dinástico. ¿Hace ya cuántos años que el diario El Tiempo se volvió uribista? Y ¿vieron ustedes en la televisión, o en las fotos, esa escena del Presidente candidato echando su discurso de cierre de campaña flanqueado por dos Santicos con cara de furiosos (el uno con el otro), el vicepresidente Pachito a la derecha y, a la izquierda (¿de veras), el coordinador Juan Manuel del equipo de la U?Y más furioso todavía, y como apartando el hombro como para no untarse, el Lleritas del otro partidito uribista, Vargas Lleras, a la derecha de Pachito Santos. ¿A la derecha? Creerán ustedes que eso no es posible. Pero es así.Está, pues, la derecha, que ya no sigue emborronada por la existencia decimonónica del partido liberal. (Colombia llegó por fin al siglo XX. ¿Cuánto nos faltará para llegar al XXI ). Y está también la izquierda, por fin desembarazada de ese mismo lastre decimonónico. La izquierda inspirada por el espíritu liberal (lo dije aquí hace unas pocas semanas, hablando de Carlos Gaviria), pero por fin separada del corrompido partido de ese nombre, que era su derecha clientelista, y por fin en ruptura clara con la guerrilla, que era su derecha armada.Dijo Carlos Gaviria: "Nadie en el Polo se va a dejar cooptar". Eso es lo que esperamos los que votamos por él.

Saturday, June 03, 2006

Realismo y más realismo

León Valencia
POR LEÓN VALENCIA
LA OTRA ORILLA
Realismo y más realismo (03 de Junio de 2006)
Triunfó el mismo hombre de hace cuatro años, pero la realidad del país es distinta.
Ojalá el ruido de la victoria no le impida percibir la novedad de la situación. Un hombre con la experiencia de un largo y fecundo vivir, pero nuevo en la política, obtuvo un segundo lugar con sabor a triunfo. Ojalá la sorpresa que le prodigaron sus numerosos electores no nuble su sentido de realidad.
Hace cuatro años había un país tan hastiado de la guerra como desengañado de las negociaciones de paz. Había, además, un penoso vacío de liderazgo. Uribe ofreció la solución militar y obtuvo el respaldo del electorado. Se empeñó como nadie en la pacificación concertando con los paramilitares en el norte y buscando la victoria sobre la guerrilla en el sur y los resultados son precarios.
La gente cambió de opinión sobre la salida al conflicto. Hoy, más de un 60 por ciento de la población se pronuncia a favor de la negociación con la guerrilla. Pero a la vez mantiene su respaldo indeclinable al presidente Uribe. Quiere decir que los ciudadanos, aunque ya no aprecian la vía militar que proclamó, sí respetan y aplauden su gran liderazgo.
Hace cuatro años la economía estaba por el suelo y los grupos económicos habían perdido cerca de la mitad de su patrimonio. Ahora, América Latina se encuentra en un ciclo de crecimiento que ha jalonado nuestro país a una expansión de 5 puntos y los empresarios se frotan las manos porque han multiplicado sus ganancias y recuperado su riqueza. Pero aún no hay un impacto benéfico sobre la pobreza y la indigencia de las mayorías nacionales.
Uribe, que ha sido tan celoso en fortalecer el músculo empresarial, tendrá que preocuparse ahora especialmente por la política social y la redistribución del ingreso.
En el tiempo de la primera elección de Uribe, también era diferente la situación en Washington. Después del ataque a las Torres Gemelas, la nación americana cerraba filas en torno al presidente Bush, que se aprestaba a caer sobre Irak. La popularidad le sonreía. Ahora el desastre de la guerra acosa a la Casa Blanca y Bush cae en las encuestas.
En esta situación, no será tan fácil que el gobierno norteamericano mantenga su alta participación en el conflicto colombiano. Los 700 millones de dólares por año de ayuda militar pueden aminorar y la nube de funcionarios gringos que hoy hacen presencia en Colombia puede achicarse. Uribe tendrá que volver a pensar el sentido de sus relaciones con Washington. La dependencia exclusiva de Estados Unidos y el aislamiento del Sur de América pueden no ser aconsejables.
También Gaviria, que funge inesperadamente como la cabeza de la oposición, tendrá que echar un ojo sobre su realidad. A la inmensa franja de electores que lo acompañaron la aviva más un sentimiento antiuribista que una adscripción a la izquierda. Esto indica que hay un gran trabajo por hacer. Transformar la reacción opositora hacia Uribe en una adhesión positiva hacia el Polo es un reto gigante.
Se trata de conquistar para siempre a los electores que migraron del liberalismo hacia las toldas de la izquierda. De seducir a los intelectuales y capas medias que optaron por Gaviria cuando su primera opción era Mockus. De recoger a quienes se vayan desengañando de Uribe en este segundo mandato.
El camino para convertir el Polo en una alternativa de poder para el 2010 pasa por el éxito de los gobiernos locales de la izquierda o cercanos a ella. Ayudar a culminar satisfactoriamente los mandatos de Bogotá, Valle y Antioquia y buscar afanosamente le reedición de gobiernos alternativos en el 2007 en muchos lugares del país, es el gran desafío. También hacer creíble el discurso de la solución negociada del conflicto y la búsqueda de un modelo económico inspirado en la equidad y abierto a la integración.

Wednesday, May 31, 2006

Con Uribe ¿Todos a marchar?


Por Diego Fernando Gómez
En medio de la alegría de los uribistas y de los gaviristas por los resultados hay algo que está pasando por alto. Con relación a las elecciones de 2002, Uribe aumentó su votación en un millón y medio de sufragantes. Un millón más que en el referendo. En cambio, los no uribistas se redujeron en 850.000. El jolgorio del Polo es precipitado y oculta que incluso en el Valle y Bogotá, en donde se tienen gobernantes de este movimiento, Uribe tuvo un apoyo tres puntos por encima del promedio nacional. ¿Qué le pasará a Gaviria y al Polo cuando su principal fuerza electora, el "antiuribismo" ya no juegue en las elecciones del 2010 y nuevamente se segmente el voto de opinión? ¿Superará el Polo las divisiones internas que se hacen evidentes en el concejo capitalino?El asunto de la reelección es más interesante observarlo desde otras perspectivas. ¿Qué diríamos si hace ocho años un grupo de personas nos hubiera planteado que el país elegiría democráticamente a un gobernante "de mano dura" y que luego sería reelegido? Pues eso ocurrió. A finales del año anterior en tres entregas de esta columna se analizó el proyecto Destino Colombia, que anticipó en 1998 lo que acabó de acontecer: el escenario "Todos a marchar" describía que un presidente que le haría frente al caos generado por los grupos armados sería no solo elegido sino reelegido por "una oportuna reforma constitucional".Tal capacidad de predicción se derivó del reconocimiento de dinámicas profundas en la sociedad que terminarían por definir el futuro del país. Ellas eran un cansancio enorme con el bipartidismo, una severa desconfianza con las ideas de izquierda que identificaban como cercanas a la guerrilla, un rechazo severo a la guerrilla, una enorme desconfianza con el establecimiento y sus prácticas corruptas. Uribe encarna a un líder que enfrenta esos problemas críticos para los colombianos. El 76 por ciento tiene una imagen favorable de su gobierno, mucho más que el contundente 62 por ciento que votó por él.Pero la historia no para allí. Lo más crucial para el país es lo que tiene por delante. Si estas dinámicas nos llevaron al escenario de "Todos a marchar", también son una trampa que nos oculta las restricciones que impedirían dar el salto al escenario de "La unión hace la fuerza". La más importante es la carencia de una visión concertada del país que debemos construir. ¿Seremos capaces de tomar un rumbo que nos acerque al escenario de "La unión hace la fuerza", lo cual es un requisito para tomar la senda del desarrollo y la inclusión social? ¿Será Uribe capaz de construir un consenso sobre el desarrollo, como lo hicieron España, Chile, Singapur, Irlanda o Israel, entre otros? Ese consenso social sobre las acciones clave, tanto en política pública como desde el sector privado y sociedad civil, constituyen el gran reto que tiene el país para poder salir del subdesarrollo en las próximas décadas. Además de este reto, Uribe enfrenta dos grandes amenazas: el narcotráfico y la ultraderecha. Ambos no solo siguen presentes en la sociedad sino también peligrosamente enquistados en los círculos de poder y en las mismas fuerzas del Estado. Guaitarilla, Potrerito y desapariciones forzadas en Antioquia son una preocupante alerta de algo que es inadmisible y puede convertirse en un nefasto factor de debilitamiento de la política de seguridad democrática y de la legitimidad del gobierno de Uribe.

Tuesday, May 30, 2006

Sin novedad en el frente

Daniel Samper Pizano
Sin novedad en el frente (Mayo 30 de 2006)
Al premiar el pasado, no el futuro, los electores dieron pocas sorpresas en las urnas.
Las elecciones del 2006 arrojaron resultados previsibles. Poco hay en ellas que no se hubiera cantado de antemano: el triunfo contundente de Álvaro Uribe en la primera vuelta; el avance de la izquierda liderada por Carlos Gaviria Díaz; la evaporación del Partido Liberal (con inmerecido castigo a Horacio Serpa); la pertinaz abstención mayoritaria (subió, incluso, de 53.5 a 54.9 por ciento).
Solo faltaba colgarles cifras a los hechos, y ellas nos cuentan que Uribe logró la mayor votación de todos los tiempos (más de 7 millones 363 mil votos); la izquierda, su más poderosa exhibición en las urnas (triplicó los 754 mil que había obtenido Antonio Navarro) y el liberalismo su más baja proporción (11.84 por ciento). Justo es agregar a lo anterior el eficiente trabajo de la Registraduría.
Una de las pocas sorpresas de la jornada fue la bajísima cifra de Antanas Mockus, el ex alcalde bogotano, que obtuvo apenas 146 mil votos en todo el país.
En cuanto a los demás –incluso Álvaro Leyva, el hombre que gestionó la presidencia de Andrés Pastrana con Tirofijo--, prácticamente no existieron. También era predecible. Más extraña fue la importante votación por Uribe en Bogotá, donde gobierna un antiguo rival suyo. Allí logró el Presidente proporciones aun mejores que en el país.
Las elecciones dejan sobre la mesa algunos temas gordos de análisis. Uno de ellos es si el bipartidismo está muerto, y si, además de muerto, fue sepultado el domingo, o si únicamente se encuentra cataléptico. Yo pienso que está descuartizado, pero no muerto. Hay pedazos suyos repartidos en distintos movimientos –sobre todo el uribismo--, y que, ante una buena convocatoria clientelista, podría remendarse a medias.
Otro es si la composición interna del triunfo amerita reorganizar el gabinete y repartir poderes y prebendas con criterios distintos a los que prevalecieron hasta ahora. Lo que deben saber los amigos de Palacio es que la victoria corresponde a un señor llamado Álvaro Uribe Vélez, que ha podido sintonizar con la gente, y no a un aparato o una campaña. En el uribismo, más allá de Uribe no hay mucha tela.
Se votó para premiar por el pasado, no para apostar por el porvenir. Los ciudadanos aprobaron el desempeño del Presidente durante el cuatrienio 2002-2006. A seis de cada diez les gustó el gobierno, y le concedieron clamorosa medalla con sus papeletas.
Aplaudían lo conseguido, no lo que podría conseguir, entre otras cosas porque Uribe no anunció grandes cosas para su segundo mandato, sino más de lo mismo. Los colombianos tienen esperanzas de paz y empleo, pero no se conoce ningún gran plan del gobierno para lo uno ni para lo otro.
La prueba es que su discurso de victoria mucho agradece y ofrece poco. De hecho, pasará a la historia como uno de los más pobres y demagógicos de nuestros anales, empezando por la invocación de Nuestro Señor y María Santísima y prosiguiendo con la defensa de una meritocracia que no existe y la dosis delirante de oratoria patriotera.
De 3.118 palabras que contenía, 104 mencionaban a la Patria, los compatriotas, Colombia o los colombianos. Una de cada 29 palabras estaba teñida de ese agobiante tinte tricolor que tanto gusta al Presidente. Tiempo habrá para meditar sobre el futuro, porque las elecciones no consolidaron un movimiento político, sino un caudillo. Es presumible que vengan tiempos difíciles. Los problemas sociales –cada vez mayores— no se solucionan batiendo banderas.
¡Nuestro Señor y María Santísima nos dieron a Uribe hace cuatro años, Nuestro Señor y María Santísima se negaron a quitárnoslo el domingo!… ¡Que Nuestro Señor y María Santísima nos ayuden para que Colombia no vaya a arrepentirse de su decisión democrática!

Sunday, May 28, 2006

Vista internacional de los hechos

GLORIA HELENA REY
BOGOTÁ
El tiempo poco ayudó y las elecciones presidenciales de ayer fueron abiertas oficialmente por el alcalde de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, en la plaza de Bolívar, en el centro histórico de esta capital y próxima al palacio presidencial, bajo un cielo gris y lluvioso y bajas temperaturas, que marcaron una atmósfera electoral caracterizada por el poco entusiasmo de la población en las calles.El presidente, Álvaro Uribe, votó a las ocho y media de la mañana (hora de Colombia), en medio de estrictas medidas de seguridad, que aislaron por completo las 60 mesas de votación ubicadas en la céntrica plaza de Bolívar. Parecía cansado y hasta malhumorado, acompañado de su esposa, Lina y de sus dos hijos. El presidente vestía un traje gris, con una corbata verde manzana, pero su extrema seriedad no parecía acorde con alguien a quien las encuestas daban como un seguro vencedor.Por coincidencia o estrategia política, Uribe votó a la misma hora que lo hizo en la ciudad de Medellín, a media hora de avión desde Bogotá, su principal contrincante, el candidato del izquierdista Polo Democrático Alternativo, Carlos Gaviria. Sonriente y menos tenso, contó con un ambiente electoral mucho más animado y fue aclamado por sus seguidores tras depositar su voto.Pese a la relativa tranquilidad que vive el país, el centro de Bogotá fue militarizado y helicópteros del Ejército lo sobrevolaban.
Carta a Uribe
Los seguidores de Gaviria divulgaron ayer una carta enviada a Uribe por intelectuales norteamericanos, encabezados por Noam Chomsky, donde denuncian falta de garantías y amenazas de muerte contra el candidato de la izquierda por parte de grupos paramilitares de derecha. Paco Simón, un periodista español del Centro de Estudios Políticos y Sociales de Valencia, dijo que las elecciones colombianas, como las bolivianas, estuvieron marcadas por la guerra sucia pero que "en Colombia la situación fue mucho más difícil porque amenazó la vida de personas".